Comentario
Durante el tercer milenio existirán diferencias entre Europa suroriental-central y la occidental, mientras que se igualan en los últimos siglos, con la sustitución en las islas Británicas, Bretaña francesa y Países Bajos de los enterramientos colectivos bajo monumentos tumulares o megalíticos, por enterramientos individuales con ajuares muy normalizados, a base del equipo campaniforme, paralelos a los que pueden encontrarse en Europa central en el grupo de Vucedol. En los últimos momentos del tercero y en los primeros siglos del segundo milenio, los enterramientos bajo túmulo a ambos lado del canal de la Mancha, Wessex y Armórica, con ajuares muy espectaculares, indican una profundización del proceso de jerarquización social, que alcanza un mayor relieve ahora en Occidente, por la significación concedida a los ajuares. La ausencia de asentamientos o su escasa entidad dificultan la valoración del fenómeno de las tumbas principescas, que aparecen en el momento de desaparición de la actividad de construcción de los grandes centros ceremoniales, tipo henge, de los que sólo se documenta una última fase constructiva en Stonehenge, reforzando la idea de un desplazamiento de las actividades ideológicas o de reproducción social de lo comunal a lo individual.
Ese fenómeno de aparición de pocas tumbas individuales bajo túmulo, mucho más ricas, cuenta en Europa oriental y central con antecedentes durante el tercer milenio y tiende a ir acentuándose a lo largo del segundo, pero en un ritmo más lento que en Europa occidental, que culmina a mediados del milenio con la aparición de grandes sepulturas bajo túmulo, fenómeno que da nombre al periodo en buena parte de Europa interior. Estos túmulos, que continuarán a los del grupo de Unetice, se encuentran en necrópolis formadas por cientos de enterramientos, en las que es muy frecuente el uso de objetos metálicos en los ajuares, con un importante número de cremaciones entre las tumbas menos destacadas. Entre las tumbas se exhiben niveles claros de diferenciación en el estatus de los enterrados, con casos de sepulturas de gran riqueza en Keszthely en Hungría, la propia necrópolis del asentamiento de Unetice, Leubingen o Helrnsdorf, en Bohemia. En el caso de esta zona de Europa, es posible unir a la lectura de la necrópolis la existencia de frecuentes asentamientos amurallados, que han sido considerados centros regionales. Este mismo fenómeno de ricas tumbas bajo túmulo y asentamientos, interpretados como centros regionales, se encuentran en amplias zonas de Europa central, con necrópolis tan conocidas como Haguenau, Alemania, donde la frecuencia de aparición de espadas de bronce muy características es uno de los rasgos más propios de esas grandes tumbas.
Todo ello ha hecho pensar en una unificación de casi toda la Europa templada, ahora, desde el Atlántico a las estepas rusas, con un rasgo común en los enterramientos bajo túmulo, donde sobresalen ricas tumbas. Desde las interpretaciones de Gimbutas, este fenómeno se consideró de nuevo el resultado de una expansión de pueblos pastores guerreros que se superponen a las poblaciones campesinas locales, a modo de élites militares dominantes, que en pequeños grupos y gracias a su superioridad en el terreno militar y su alto grado de organización social, ya de tipo estratificado, pueden considerarse, según la terminología neoevolucionista de Service, como sociedades de jefatura, donde aún no puede hablarse de clases pero sí existe la especialización artesanal, al menos a tiempo parcial, y la separación de actividades militares o guerreras de las de culto o sacerdotales.